Cartas al director: nuestra historia

La vida profesional de Alfonso -propietario- siempre ha estado ligada al periodismo. Primero como lector y oyente, siempre se interesó desde muy joven por los medios de comunicación, sobre todo por la prensa. En el último año de carrera empezó a trabajar en el Real Murcia y
nada más obtener la licenciatura regresó a Águilas como redactor
del diario El Faro.

Allí, entre otras cosas, informaba cada día de la actualidad del equipo
de fútbol aguileño, que atravesaba los mejores años de su historia. Para el joven reportero también fueron los dos mejores años de su vida. Fútbol y
periodismo, dos de sus grandes pasiones, continuaron ligados cuando
le ofrecieron la corresponsalía del diario Marca.

Con la crisis, hubo cambios. Fue corresponsal del diario La Verdad y
fundó su propio periódico local. En 2014, y después de diez años
apasionantes en la profesión, decidió cambiar de rumbo: sería padre.
Ese año, su pareja Victoria (que siempre ha sido decisiva en la toma
de decisiones) y él decidieron abrir un pequeño restaurante para
poner las bases de su proyecto familiar.

¿El nombre? Estaba claro que los focos apuntaban en la misma dirección. Ambos fueron desarrollando un proyecto que fue creciendo con el paso del tiempo. No en vano, los inicios fueron difíciles: una vez salieron a cenar con
16 euros que juntaron con monedas de uno, dos y cinco céntimos que
fueron acumulando en los primeros meses. Esa cena fue el único y mayor lujo durante mucho tiempo.                                                                                      

A partir del segundo año, y a raíz de un cambio de modelo más
profesional, la coqueta taberna fue creciendo hasta tal punto que
empezó a quedarse pequeña. En verano, las colas y la lista de espera eran diarias de la misma forma que la carta fue madurando y evolucionando a medida que crecía el proyecto.

No era un bar ni un restaurante al uso, ni tampoco una taberna clásica, aunque tenía un poco de todo. Como en un periódico, su carta estaba dividida en secciones bien definidas bajo el paraguas de una línea
editorial bien marcada. El concepto de aunar comida tradicional y       ‘callejera’ de calidad funcionó.

Al quinto año de vida, La Taberna Mediática dio un salto más en su
crecimiento trasladando su redacción a la actual ubicación, donde es una referencia gastronómica de Águilas y un encuentro de amigos y familias.

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